miércoles, 12 de noviembre de 2014

10 Riesling que sacan chispas

Aún es una categoría incipiente, pero el Riesling chileno promete un futuro esplendor. Empujado principalmente por la brisa marina, comienza a forjar una personalidad propia, chispeante y extrovertida.


Con el Riesling ocurre un fenómeno extraño. Es una de las cepas blancas predilectas de los críticos, sino la favorita, pero prefiere mantenerse como un laureado actor secundario. Es como el Salinger de la vitivinicultura. Un mito. Una especie que rehúye las masas. Por más elogios, por más centímetros cuadrados en la prensa especializada, por más que se esfuercen los alemanes, austríacos y franceses, continúa como un secreto a voces entre los entendidos, como si experimentara pudor, como si odiara las luces del estrellato.

Esta personalidad ermitaña, potenciada por la atomización de la actividad vitícola del norte de Europa, ha permitido que su calidad intrínseca se haya mantenido más o menos estable a lo largo de los siglos, evitando, al menos, que los productores caigan en la tentación de aplicar una estrategia basada en el volumen. Por otra parte, los actores que se inician con la cepa, privilegian las pequeñas producciones y vinos que se posicionen en segmentos más interesantes de precio.

En la última década ha experimentado un pequeño boom entre los productores del Nuevo Mundo, desarrollando una personalidad tan atractiva como dual: mientras algunos intentan emular el carácter alemán, esa mezcla única de fineza y potencia, otros han optado por entregarse al terroir y mostrar un estilo más propio, más de la casa.

El Riesling es una cepa muy versátil y camaleónica. No sólo es capaz de reflejar con suma pureza las características de un lugar, sino además desarrollar los más disímiles estilos, desde vinos dulces y exuberantes, hasta secos y de afiladas acideces. La clave está en el azúcar. Esta cepa es propensa a la botrytis –su racimo es muy apretado–, por lo tanto es muy sensible a los humores de la temporada y, en más de alguna ocasión, termina doblándole la mano al enólogo.

En el Nuevo Mundo se ha privilegiado un estilo más bien seco, como los exponentes de los valles australianos de Clare y Eden, los neozelandeses de Waipara, los norteamericanos de Washington y Finger Lakes, y los chilenos de Casablanca, San Antonio y Leyda. Muchos de ellos sorprenden por su mineralidad y exquisita acidez cítrica. No sabemos aún si evolucionarán tan bien como los emblemas de Rheingau o Wachau, que pueden guardarse durante décadas, pero sí emocionan por su carácter, fineza y profundidad de sabores.

En Chile hay poco Riesling, pero de una sorprendente calidad. Si bien a lo largo de la costa chilena ha mostrado sus mejores atributos, existen algunos muy buenos representantes precordilleranos y de la frontera sur. Aunque los export managers se quejan amargamente, explicando cómo les cuesta vender una botella, con el Riesling no hay vuelta atrás. Arrancarlo del portafolio no es una decisión comercial. ¡Es un sacrilegio!

Cono Sur Single Vineyard Block 23 Riesling 2012

Fue una de las primeras viñas chilenas en atreverse con el Riesling. Y para eso eligió nada menos que el Valle del Biobío. En esos suelos de arcillas oscuras, que le confieren un rico toque mineral a los vinos, nace este Riesling con mucho carácter y estructura. Aunque la cálida cosecha 2012 marca su estilo, conserva esas atractivas notas cítricas y florales y, sobre todo, esa untuosa jugosidad que desde siempre lo ha caracterizado. Es un Riesling con cuerpo. Para masticarlo.

Casa Marín Miramar Riesling 2012

Costó establecer los viñedos tan cerca del mar, pero el esfuerzo valió la pena. Este Riesling de Lo Abarca regala mucho dulzor, pero con una acidez firme que pone las cosas en orden. Sus notas florales, cítricas y minerales, sumado a un cuerpo fino y atlético, conforman un vino que tiene mucho tiempo para evolucionar y seguir creciendo en complejidad de sabores.

Meli Riesling 2011

Es todo un sobreviviente, quizás una curiosidad que bien vale la pena probar. Proveniente de parras plantadas a finales de la década del 40 en el secano de Loncomilla, este Riesling transita por el lado más maduro de la cepa. Notas de manzanas y especias dulces. Sabroso y equilibrado. No es una versión de libro, pero se deja querer a través de su encantadora rusticidad.

Concha y Toro Terrunyo Riesling 2013

Templanza, llamaban los griegos al encuentro del justo medio. Y era considerada la mayor de las virtudes. En este caso, un vino que logra un asombroso equilibrio entre sabores florales y cítricos, entre fineza y potencia, entre exuberancia y sobriedad. Proveniente de Casablanca, este Riesling es el mejor ejemplo de lo que se puede lograr con esta cepa en Chile.

Apaltagua Reserva Riesling 2013

Proveniente de Río Claro, en la precordillera de Curicó, este Riesling seduce con su franqueza, jugosidad y madurez frutal. Notas de pomelos rosados, cestas de lima, manzanas y blanquillos. Un Riesling que habla de la versatilidad de la cepa y su gran poder de adaptación. De un estilo más simple, quizás más voluptuoso. Es todo un caramelo.

Cousiño Macul Isidora Riesling 2012

A muchos sorprende por su bajo precio, pero precisamente eso habla de su impresionante calidad. De la precordillera del Maipo, este Riesling irrumpe con sus notas de azahares y limas, pero después envuelve nuestro paladar con sus ricos tonos amielados. Un vino de textura sedosa, profundo y goloso, a pesar de que prácticamente no tiene azúcar residual.

Matetic Corralillo Riesling 2013

Nacido en los suelos graníticos del viñedo Santo Tomás, en el Casablanca más costero, este Riesling es pura expresión de flores y frutos amarillos. Si bien en nariz se siente maduro, ligeramente dulce, es un vino seco y con una acidez vibrante, tanto así que nos deja un retrogusto salino que nos recuerda su origen costero.

Chocalán Malvilla Riesling 2012

A sólo 5 kilómetros del mar, en la zona de Malvilla, este Riesling exhibe una rica combinación de sabores cítricos y tropicales, atravesados por trazos minerales y de flores blancas. Es un vino que regala una punzante acidez, delineando una personalidad locuaz. Es un vino maduro, pero bien apuntalado por su acidez.

Leyda Neblina Single Vineyard Riesling 2012

Proveniente de las laderas de Leyda, este Riesling sorprende por sus elocuentes sabores y gran estructura. Notas de cestas de naranja, manzana y especias dulces. También ciertos tonos amielados. Es un vino cremoso y elegante. Maduro, pero con una chispeante acidez.

Undurraga TH Riesling 2012

Flores, cestas de pomelo rosado, manzanas verdes y frutos tropicales. Mucha expresión frutal, madurez y cierto dulzor, pero muy bien apoyados por la acidez que brinda su origen costero. Proveniente de un viñedo próximo a Las Brisas de Santo Domingo, este vino n

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