sábado, 2 de enero de 2016

Pulso: El latido de la naturaleza

Este proyecto nació en 2013 con una mezcla tinta en base de Malbec. Un vino purista, delicado y complejo, que refleja el terroir de Colchagua Costa, luciendo el lado más floral de esta cepa.


Ximena Pacheco siempre tuvo la inquietud de hacer sus propios vinos, pero la idea comenzó a cobrar fuerza cuando trabajaba como enóloga en Hungría, codo a codo con el asesor internacional Paul Hobbes. Allí, entre Villány y Tokaj, este sueño se fue materializando en su cabeza, hasta que en diciembre de 2012, luego de dejar la bodega de Viña Casablanca, dio el paso decisivo vinificando una partida de uvas de Lolol.

Así nació Pulso, una mezcla tinta en base de Malbec, con pequeños aportes de Merlot y Cabernet Sauvignon. “En 2013 vinifiqué Malbec de la zona y me encantó la expresión de la fruta. No parecía Colchagua. Tenía esa mezcla de flores y fruta roja que lo hace tan especial”, explica la enóloga.

Ximena cuenta con tres socios, quienes son los dueños del campo de 385 hectáreas, donde existen 50 de viñas, 20 de ciruelos y 2 centeneras de ovejas que recorren el paisaje y vigilan las producciones. “Mis socios han sido muy respetuosos de mi trabajo y me han dejado hacer, desde la concepción del vino hasta todo el tema de la imagen y comercialización”, sostiene.

La cosecha 2013 fue vinificada en Viña Lafquén, pero a partir de este año toda la producción se trasladó a la bodega de Viña Odjfell, que ha abierto un espacio a pequeños proyectos que comparten la pasión por hacer vinos a pequeña escala. “Me encanta trabajar en equipo y eso echaba de menos cuando me fui a trabajar a Casablanca”, explica.

Esta mezcla tinta, que busca seducir con su carácter floral, frescura, delicadeza y complejidad, nace en los suelos franco-arenosos de un viñedo recostado a los pies de una loma granítica. Allí por las tardes se cuela el viento de la costa y refresca los racimos, permitiendo cosechar uvas con una excelente relación azúcar / acidez y cuyos vinos no sobrepasan los 14º de alcohol.

Las uvas son cortadas muy temprano en la temporada (el 14 de marzo en 2013) y luego vinificadas mediante tres diferentes procesos para hacer un vino más complejo y multidimensional: una primera fracción va directo a bins y los innovadores huevos Apollo (elaborados con un material poroso de polímeros que permite cierto grado de microoxigenación); otra fracción recibe un 30% de escobajos para ganar en estructura y resaltar las notas herbales: y una última fracción, compuesta de granos enteros, van a barricas viejas para destacar su carácter frutal.

Ximena no cree en la fermentación en frío, pues prefiere evitar el gasto de energía en refrigeración. Además utiliza sólo levaduras nativas en el proceso de fermentación. Su objetivo es lograr un vino que destaque por su pureza y que muestre sin interferencias las características del terroir de Lolol.

La enóloga afirma que, además del Malbec, la calidad del Cabernet Franc y Merlot es sobresaliente, por lo tanto ya está diseñando una nueva mezcla correspondiente a la cosecha 2014. Aún no tiene un nombre definido. Sólo adelanta que sus uvas fueron cosechadas el 4 de marzo, cuando muchos colegas volvían de vacaciones en guayabera. “Estamos definiendo una marca paraguas. A diferencia de otros proyectos, éste ha sido súper intuitivo. Tenía este vino en mi cabeza. Lo envasé y no tenía ni etiqueta ni nombre”, explica.

La producción de Pulso 2013 es de 3.500 botellas, pero el proyecto tiene contemplado llegar a 2 mil cajas en los próximos cinco años a un precio de $ 21.900 por botella. Mientras tanto, este primer vino podría comenzar a venderse en Estados Unidos en los próximos meses y ya está presente en algunos restaurantes emblemáticos de nuestros país, como Espíritu Santo de Valparaíso y los santiaguinos Ambrosía y Barrica 94.