miércoles, 11 de diciembre de 2013

10 espumosos para celebrar

Hace una década los espumosos eran sólo para celebrar las festividades. Su consumo era súper estacional y basado principalmente en el estilo demi sec. Hoy las burbujas explosionan, serpentean y alcanzan nuevos umbrales cualitativos. Las bodegas chilenas han afinado la mano. El mercado se expande. La fiesta es de verdad.
A los chilenos definitivamente se les subieron las burbujas a la cabeza. En los últimos cinco años el consumo de espumosos casi se ha doblado, pasando de US$ 31 millones a US$ 61 millones. Pero no sólo eso. Ya no necesitan esperar la noche de Año Nuevo para descorchar una botella. Tampoco quedarse pegados en los demi sec o moscato. Los paladares se han refinado. La demanda por vinos secos empuja un carro que parece no tener punto de retorno. Los consumidores ya gastan casi US$ 4 al año, despertando una categoría que hibernaba como los espum-osos.

Ha sido un proceso mucho más lento, pero la demanda de espumosos chilenos en el exterior comienza a sacudirse la modorra. De acuerdo con datos de ProChile, durante los primeros nueve meses de 2013 se exportaron prácticamente US$ 15 millones, un 8% superior al mismo período del año pasado, principalmente a Japón, Venezuela y Reino Unido. Liderados por Undurraga, Concha y Toro y Valdivieso, los envíos al extranjero, en una estrategia de mediano y largo plazo, también representan un aliciente para que las viñas nacionales aumenten la oferta y calidad de sus espumosos.

El mercado chileno, aunque es muy pequeño en comparación a otros países –los argentinos beben US$ 364 millones de espumosos–, es atractivo en segmentos superiores de precio debido al sostenido crecimiento económico durante los últimos años y al carácter cada vez más cosmopolita de su capital Santiago. Esto no sólo ha tentado a marcas extranjeras a comercializar sus productos en Chile, especialmente argentinas, españolas y francesas, sino además ha generado todo un cambio cualitativo en la oferta de vinos locales, levantando fuertemente la categoría de espumosos secos y elaborados bajo el método tradicional o champenoise.

Hoy en Chile se producen espumosos desde Limarí hasta Bío Bío, destinando los mejores terruños para cosechar uvas frescas y vibrantes. La mayoría de ellas provienen de valles costeros, como Casablanca y Leyda, pero en los últimos años el sur profundo ha sido redescubierto como un muy buen proveedor de uvas con pHs bajos y una personalidad muy distintiva.

En Itata, por ejemplo, un grupo de productores tradicionales ha unido fuerzas para rentabilizar sus antiguos viñedos de Moscatel y Cinsault, comenzando una auspiciosa saga que tiene muy expectante a la prensa especializada. Incluso en la orilla del lago Ranco –un proyecto de la familia Silva– y en la ribera del río Pilmaiquén, en la osornina comuna de San Pablo –un emprendimiento de Christian Sotomayor y Alejandro Herbach-, han logrado atrapar burbujas que deparan futuras y felices sorpresas.

Junto con los terruños adecuados para la elaboración de los vinos base, la mayoría de ellos mezclas de cepas tradicionales francesas, se ha depurado muchísimo la técnica para la producción de champenoise y charmat. Hoy la oferta es amplia y de una calidad creciente. Podemos encontrar en las estanterías espumosos simples, alegres y refrescantes. Otros elegantes, complejos y firmes. Ya no hay que buscar excusas. Los espumosos chilenos ya no sólo sirven para aplacar la sed de las festividades, sino que son una celebración en sí mismos.

Morandé Brut Nature, Casablanca

Con un 60% de Chardonnay –y el resto Pinot Noir– provenientes del fundo Belén, estamos ante un espumoso elaborado bajo el método tradicional, elegante y ambicioso, producto de casi cuatro años de crianza. Con aromas florales y frutosos, pero muy bien apoyados por notas de pan tostado y trufa fresca, seduce por su fineza y complejidad. Su boca es firme, oleosa y fresca.

Tamaya T Nature Chardonnay 2010, Limarí

Es un espumoso serio, atípico y profundamente mineral. De los viñedos de la parte norte de su campo en Quebrada Seca, caracterizado por sus suelos con un mayor contenido de componentes calcáreos, presenta aromas sutiles, delicados, pero una boca punzante y en extremo seca. Es un vino artesanal y t… tremendamente atractivo.

Casa Silva Fervor, Colchagua

Con Pinot Noir y Chardonnay provenientes de sus campos de Lolol y Paredones, este espumoso con segunda fermentación en botella conquista por su carácter, elegancia y potencia en boca. Con notas cítricas y minerales, que regala el Colchagua más costero, es un vino hecho para sentarse a la mesa y disfrutar con fervor de una gran sierra grillada.

Valdivieso Blanc de Blancs, Casablanca y Curicó

Es un Chardonnay delicado y elegante. Elaborado bajo el método champenoise, con nada menos que 30 meses de crianza, regala notas de flores silvestres, manzana verde, nueces y pan tostado. Es un vino muy equilibrado en sus aromas y con el peso justo para acompañar un lujurioso ceviche de lenguado.

Portal del Alto Brut, Itata

Proveniente de la zona de Quillón, este espumoso charmat está compuesto por una base de Chardonnay, pero con un 10% de Moscatel que perfuma, alegra y hace bailar sus finas burbujas. Es un espumoso con notas florales y de manzana verde, simple y directo, con una excelente relación precio / calidad.

Leyda Extra Brut Blanc de Blancs, Leyda

Un espumoso refrescante, que refleja todo la personalidad de esas parras de Chardonnay que encaran el Pacífico. Con expresivas notas cítricas y de manzana verde, y con un toque de pan tostado producto de una crianza de 18 meses con sus lías, este champenoise atrae por su simpleza y elocuente acidez.

Miguel Torres Estelado País, Secano Interior

Este Rosé no sólo rescata una olvidada denominación como Secano Interior, sino además pone en valor una cepa rústica y castiza como la País, destinada principalmente a la elaboración de humildes vinos campesinos. El resultado: un espumoso que cautiva con sus aromas de frutilla y frambuesa, pero al mismo tiempo con una boca firme, suave y chispeante.

Undurraga Titillum Original, Leyda

Esta mezcla tradicional de Chardonnay y Pinot Noir, destaca por sus burbujas finas y punzantes. Con aromas de flores, damascos y frambuesas, muy bien fundidas con los tonos ahumados de su crianza, ofrece una boca bien estructurada, sabrosa y ligeramente dulce.

Cono Sur Brut Special, Bío Bío

A partir de su cosecha 2012 ya no tiene Riesling en su mezcla, pero continúa conservando su carácter y ese acidez distinta del sur de Chile. Con un 93% de Chardonnay y el resto Pinot Noir, este espumoso elaborado bajo el método charmat presenta notas de flores blancas, manzana roja y ciertos tonos amielados que complementan su vocación por la frescura.

Bandido Neira Cinsault 2012, Itata

Es un espumoso hecho a lo bandido. Y desde su primera cosecha nos tomó por asalto su elocuente personalidad. Con notas de frambuesas y guindas ácidas, este espumoso con segunda fermentación en botella abre un promisorio camino para el Cinsault del Itata. Es un rosé para beberlo joven y despreocupadamente. Hasta la última gota.